"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

lunes, 8 de febrero de 2010

Se ruega silencio


Sentada en el mismo sillón, haciendo lo mismo todo el santo día... Estudio con una taza de té al lado, pero pronto empiezo a languidecer y me reposa la cabeza sobre el libro lleno de tachones.

El sueño me trae imágenes de ancianos que me persiguen. Bueno, no; no me persiguen, pero porque están enfermos.
Y las esposas a punto de llegar.

Entonces es cuando salgo disparada diciendo: "qué mal está la gente..." Mientras tanto, pienso algo muy distinto: "
pobre hombre, tiene cáncer, pero fíjate... por muy enfermo que esté sigue teniendo instintos primitivos..."

Pero soy tan sumamente profesional que me voy alegando que tengo cosas que hacer y me despido con una sonrisa y pensando: "me ha besado el brazo; qué extraño."

Y eso que le dije que tengo novio, pero es indiferente, cuando nadie nos ve me toma del brazo y me lo besa mientras le tomo la tensión. ¡Así es imposible!


Es embarazoso.

Mientras, en otras habitaciones, parecen tan tiernos los pacientes que me apetece pasar el día ahí.

Relato cedido por María Piedad Becerra Espino

No hay comentarios:

Publicar un comentario