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Si me ha estado escuchando y se fija usted bien, podrá comprobar que esa muchacha de la que le hablé antes, inocente hasta en la forma de mirar, está enamorada de sus ojos. Mire y cautive. ¿No la ve arrebolada con el color de las cerezas maduras rodeando sus pómulos gordezuelos? No hace falta. Mírela a los ojos. Aparte la mirada de los senos o el trasero; éstos son más bellos y sugerentes vistos a través de su mirada, no la pierda de vista. ¿Lo ve? Ahora le rehuye, se ha percatado de que usted también la mira y se ruboriza. Pero no se desvíe usted de su asunto. Ahora le buscará ella. Ahí está, y esperando a que parpadee. Apenas un movimiento más y será suya por siempre, no para un rato, sino que la habrá cautivado por encima de todas las seducciones materiales o tangibles. La habrá cautivado con su más puro ser sí mismo.
Si me ha estado escuchando y se fija usted bien, podrá comprobar que esa muchacha de la que le hablé antes, inocente hasta en la forma de mirar, está enamorada de sus ojos. Mire y cautive. ¿No la ve arrebolada con el color de las cerezas maduras rodeando sus pómulos gordezuelos? No hace falta. Mírela a los ojos. Aparte la mirada de los senos o el trasero; éstos son más bellos y sugerentes vistos a través de su mirada, no la pierda de vista. ¿Lo ve? Ahora le rehuye, se ha percatado de que usted también la mira y se ruboriza. Pero no se desvíe usted de su asunto. Ahora le buscará ella. Ahí está, y esperando a que parpadee. Apenas un movimiento más y será suya por siempre, no para un rato, sino que la habrá cautivado por encima de todas las seducciones materiales o tangibles. La habrá cautivado con su más puro ser sí mismo.