"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

martes, 12 de octubre de 2010

De viejas rencillas con el alcohol

- ¡Volvemos a encontrarnos, vieja enemiga! –Le dije a la botella de vodka tan sobrio como el amor me lo permitía.

- ¿Quieres que te deje a solas con ella? –Me preguntó Y. con desconfianza. Sabía demasiado bien qué había pasado la última vez que esa botella y yo nos encontramos por lo que se fue preparando para regresarme a casa.

- Por favor. –Pedí yo. El espectáculo estaba asegurado.

Nos situamos uno frente a la otra, solos, junto a un vaso ancho con un dos cubitos de hielo. Ella estaba fresca, sabía que bien podía ser una lucha deliciosa, muy dulce y rápida, para que no sufriera. No describiré el proceso, pero estuvimos encerrados a solas durante quince minutos. Fue rápido, indoloro y casi erótico el modo como apuré la última posibilidad de aquella botella. Cuando abrí la puerta, Y. se sorprendió gratamente.

- ¿Qué ha sido de ella?

Inmediatamente esbozó una sonrisa y nos dirigimos juntos al velatorio. Dentro, había visto una botella de vodka herida, agonizando en el suelo con inusitado horror mientras se desangraba sin remedio.

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