"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

lunes, 31 de mayo de 2010

Diamantes en el aire

Como tocar un ángel en su desnudez infinita. Como el reflejo de una luz prístina vista desde el fondo de un lecho amiótico que te nutre, que te ilumina, que te hace comprender la verdad de tanta belleza reunida en unos mismos rasgos faciales que son indiferentes al resto de la sociedad saturada de una nueva estética.

La contemplé durante apenas unos segundos, hipnotizado, ajeno a la conversación que yo mismo había comenzado y que seguía su desarrollo como si tal cosa, totalmente indiferente a tanto esplendor, al conjunto azulado que se cruzó con mi mirada para derribarla de un plumazo.

No podría describirla, imposible. Estaba obnubilado con su figura envuelta de blanco, con su cabello de azabache brillando lacio hasta poco más allá de sus claros hombros. De rasgos que me recuerdan a la hermana de una persona querida, demasiado querida.

Y sus ojos... Tal vez no fueran para tanto. Tal vez había más gente allí y nadie reparara en la importancia del recuerdo. Tal vez, lejos de entender que la existencia de un ser tan perfecto, todo el mundo prefería obviar su presencia. O tal vez era, simplemente, que no debí haber salido de casa con un estadio tan desarrollado de la gripe que me invadía...

3 comentarios:

  1. mucho más bonito es que solo se de cuenta una persona, a que se den todas las de alrededor... :)

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  2. en realidad estoy loko... me lo dicen a menudo... pero, por lo visto no soy el unico...
    ...gracias por pasar por mi blog...

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