"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

jueves, 13 de mayo de 2010

Insomnio

Son ya demasiadas horas sin dormir, no aguanto más. En la madrugada en la que se supone que la ciudad descansa se escuchan sonidos a los que nadie presta su atención. Alguien llega a su casa demasiado tarde, puedo notar que es sumamente feliz por el esporádico encuentro del que viene. Algún pajarillo despistado no deja de trinar en algún árbol del parque de al lado. Demasiado arriba pasa un avión comercial. Demasiado abajo se arrastra una lombriz que muere por sobrevivir. Un bebé llora, es irritante hasta lo insospechable. Todavía hay alguna ventana que emite luz, la luz amarillenta de algún individuo que, a buen seguro, es un insomne como yo. De cuando en cuando una bocanada de aire que azota partículas en suspensión y mi cuerpo cansado del vibrar del sueño.

No puedo dormir. Sentimientos y trabajo, preocupaciones y ardides, calor y frío...

Las dicotomías de un poeta me tranquilizan pero no son suficientes. Tal vez una taza de café o una copa de ginebra logren despertar mi ingenio. Tal vez así, sólo así, podré acariciar de nuevo el polvo estelar de la nebulosa que envuelve las lágrimas del tiempo; poder embadurnarme con ese cieno espeso hasta que me engulla adquiriendo mi forma, mi figura, mi conciencia y mi amargura.

No puedo dormir, no, no puedo hacerlo, no porque no sea capaz, es que aún no puedo dormir, es que ya llevo demasiado tiempo haciéndolo...

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