"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

martes, 25 de mayo de 2010

Grapar las miradas



Mírenlo bien, mírenlo con los ojos de observar detenidamente, no con los de mirar por la superficie. Deténganse a estudiar un poco las miradas de la gente, las hay de todo tipo: miradas de felicidad, miradas de compasión, miradas de odio, de afección y de interés... Hay miradas, mírenlo bien, perdidas en el horizonte del más puro amor, ciegas ante tan amplio campo de visión.

Se miran, se observan, se devoran con los ojos cerrados mientras sus cuerpos se descontrolan. ¿Por qué, me pregunto, por qué curiosean todo lo que les interesa sin poder ver nada? Sólo el cuerpo danzando despacio alrededor de un alma varada.

Mírenlo bien, mírenlo con los ojos que no se pueden ver, con los que no se pueden perder en el ínfimo infinito de la mayor soledad de todas, la soledad enamorada.

Son personas de vista cansada, que quieren todo y no encuentran nada. Parejas que viven solas, que comparten sus soledades en la intimidad, que no piensan en superar el horizonte de sus realidades.

Es triste, muy triste que se busquen eternamente y no se encuentren porque no han hecho otra cosa que perderse entre sábanas de porcelana. No han hecho más que olvidarse de todo en virtud de sus nadas. Sus amores sólo han sabido graparse las miradas.

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