"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

viernes, 22 de enero de 2010

La mujer con cara de cerdo

Cuando la vi no pude evitar reirme de su cara de puerco. Puedo parecer ofensivo, pero no; la tenía, tenía cara de puerco. El cuerpo de una mujer, de una excelente mujer, bien formada y bonita como la que más, con curvas sensuales definiendo su silueta y olores embriagadores impregnando su ropa. Pero tenía la misma cara de un cerdo. No es que fuera similar o con rasgos parecidos o de la misma tonalidad, no: era la cara y la cabeza propia de uno de esos animales, que parecía que había cambiado su cuerpo por el de una mujer.

No era fea, nada fea. Simplemente, que tenía la cara de un cochino.

No pude evitar reirme, lo siento. Es que me resultó de lo más interesante del mundo; una cabeza de cerdo sobre el cuerpo de una mujer. Por supuesto, eso tenía que ser amor, porque hedía. Además, no me extrañó que el dueño inicial de la cabeza hubiera preferido aquel cuerpo. Era un cuerpo muy deseable.

Cuando terminé de reirme me miró, me miró con su cara de guarro cebado y no pude evitarlo. Más tarde, retozábamos en el barro mientras aprovechaba, como si toda ella fuera el animal, la integridad de su cuerpo. Todo era comestible. Todo, claro está, salvo su cara de puerco.

2 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJJAHAJAJAJAHHES GENIAAAAL!!
    A propósito, me he añadido a tu lista de seguidores. ¿Quieres añadirte tu a mi blog? Chupiguay!

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