"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

jueves, 19 de mayo de 2011

¡Viva el socialismo!

Aprovechando que se acercan días donde hay que hacer uso y gala de nuestra libertad de expresión y elección, me muevo entre opiniones y no dejo de ver gente, especialmente en los pequeños pueblos, que no tiene ni idea de lo que va a hacer el domingo. Y no me refiero con que no sepan a quién votar, viviendo en un pueblecito de Extremadura es inevitable, casi, saber que los socialistas volverán a gobernar sin que nadie les sople; sino que no saben qué es lo que van a hacer al votar a quien quieren (y aquí no me refiero sólo al socialismo, sino a cualquier partido democrático).

¡Cuánto socialismo imberbe! No socialista, que también, sino movimiento ideológico que se ha pervertido de tal manera que la izquierda, como la derecha, se han centrado ambas en un mismo punto: el de la ignorancia.

Si me centro en el socialismo es porque me queda bastante más cerca, que no hay nadie que sepa lo que realmente está defendiendo. ¿Sabe alguien siquiera qué dijo Lenin, quién es Meslier o qué es el Leviatán? ¡Pero si ni siquiera saben cómo es el país en el que viven!

Lo único que les interesa a los votantes es que sus dirigentes les den un trabajillo temporal, sea simpático y no les robe demasiado o que, al menos, lo haga con disimulo. Sin embargo, y dado que lo de interesarse por un partido político es cansado porque hay que saberse lo que éste proclama, los jóvenes prefieren seguir diciendo pesoe! a voz alzada con una copa en la mano y chiribitas en los ojos.

¡Menos botellón y más educación!

¿Cuándo llegará el día en que dejen nuestros dirigentes de ser unos idiotas que se han dedicado toda su vida a la albañilería, al campo o a quejarse por todo en una plaza abarrotada de cabezas huecas? Tal vez sea el mismo día en el que los votantes sepan lo que están votando, tengan una madurez intelectual propia de un país europeo a la antigua usanza y no una mentalidad de trabajar poco y cobrar mucho, y tengan un mínimo de educación política.

¡Viva el socialismo! Y que viva de verdad, no como ahora, que malvive de los rescoldos que cuatro gatos aprovecharon en el transcurso de la transición.

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