Andaba por el campo voceando su mercancía. Bajo el cielo límpido pedía unas monedas a cambio de girasoles.
-¡Girasoles! ¡Girasoles grandes, hermosos y con multitud de pipas!
Caminaba sola por el campo abierto, agitando a los pájaros que la observaban tristemente desde la copa de los árboles más frondosos, escondidos de sus gritos agónicos.
Vendía girasoles a cambio de compañía; rendía pleitesía al polvo del camino que continuaba sus pasos hasta el horizonte amarillo, amarillo como su tez, del reflejo de la luz del material que vendía.
-¡Girasoles! ¡Girasoles grandes, hermosos y con multitud de pipas!
Caminaba sola por el campo abierto, agitando a los pájaros que la observaban tristemente desde la copa de los árboles más frondosos, escondidos de sus gritos agónicos.
Vendía girasoles a cambio de compañía; rendía pleitesía al polvo del camino que continuaba sus pasos hasta el horizonte amarillo, amarillo como su tez, del reflejo de la luz del material que vendía.
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