"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

martes, 14 de junio de 2011

Palabras de mí

Se me abren las carnes al contacto con el papel. Una luz se filtraba por mi ventana, un destello azulado, producto del desvarío que produce no dormir. Dormir es sólo una sensación de irrealidad que ataca al intelecto con espada de mentiras, como un juego simbólico del que no aprender nada.

Poco a poco van cayendo las hojas de la conciencia activa, el cansancio embadurna el cerebro y lo recubre con una peculiar película que reproduce la viscosidad de la vida.

Un caballo relincha en mitad de la noche, en un piso del centro urbano, donde los caballos priman por su pequeñez infinita. De pronto suena un disparo y el animal cae muerto, desangrándose ríos de ginebra, tambaleándose como un borracho en la niebla.

Los ojos abiertos sólo sirven para contemplar el delirio que encierran tras los párpados. Las horas se suceden como notas en una sinfonía, crueles, inexorables, punzantes...

Se me abren las carnes al contacto con el papel de una Biblia, único recuerdo de lo que fuera antes una luz azulada filtrándose por mi ventana, una luz que aún no sé dónde estaba, que no veo y que no ví. Creo que conseguí dormir, pero si no lo hice, ay, míseras palabras de mí.

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