Hoy es uno de esos días de virtud y belleza. Uno de esos días en los que te levantas asqueado del mundo y descubres una botella de vino derramando el sanguinolento caldo por el suelo de tu habitación, casi vacía, y un aliento a alcohol rancio ventila la estancia cargada de un ambiente hostil.
Un día de amor, para amar a la desgracia propia y ajena y para buscar la compañía de mis inseparables jaquecas.
Un día de amor, para amar a la desgracia propia y ajena y para buscar la compañía de mis inseparables jaquecas.
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