"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

domingo, 10 de abril de 2011

Extraña hora inconsciente

¿Qué sucedió conmigo? ¿Qué me pasó a mí? Que antes era gobernante del mundo y ahora me encuentro solitario en él.

Solía tener las cabezas de mis súbditos postradas a mis pies, un arsenal de brazos alzados hacia mí, adorándome e implorando que les dejara vivir. Tenía en mis manos el poder de las paredes de todo un reino, un reino extenso al mundo. Era mi voluntad la que creaba la paja y el heno, la que daban de comer y construía en el cielo.

Me abría paso con cada resoplido de una respiración resollante, se abrían los mares para dejarme ver las sirenas y me reflejaba en todos los espejos que encontraba y que no encontraba. Mi espada era mi palabra y mis palabras eran letras de realidad visible. Era un rey de mi reino, del mundo entero que ya no es eterno.

Tengo abiertas las rejas de la libertad para la cual perdí la llave, para la cual ya no soy dueño. ¿Cómo llegué a esto? Dueño de castillos de arenas que se deshacen con el tiempo. ¿Cómo pretendí ser rey sin reino? ¿Cómo ser el dueño de lo que no tengo?

Ahora me consumo entre las llamas de mi mente turbada, de mi vergüenza de adolescente enamorada. Mantengo mi sueño erguido entre los pedazos de mi nobleza desheredada, entre las motas de polvo y los faroles de todas las calles que eran mías y que ahora yo mismo he de encargarme de mantener.

Nunca más querré ser rey. Nunca más seré cruel con mi naturaleza. Ahora mi mundo es mío,
y Dios lo sabe.

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