"Éste es el relato más triste que nunca he oído..."

Ford Madox Ford (El buen soldado)

lunes, 14 de junio de 2010

Lágrimas de mentiras

Suspira, llora; se encuentra ahogando sollozos abandonados en un parque a medianoche, la hora de las princesas. Desde lejos ve aproximarse los faros de xenón de un cliente. Se seca las lágrimas sin importarle que el maquillaje le emborrone la mirada y se abre un poco la chaqueta para exhibir la mercancía. Ella es una perfecta dama de compañía.

Pasada la hora queda abandonada, palpándose el pecho en busca de un corazón desaparecido. Está sola, agotada y sola. Sentada en un banco se lamenta por la pérdida más reciente de todas. No logra aferrarse a la vida que se le escapa por entre las piernas, se le arruga el vestido y ya nada le importa, no mientras siga siendo la dama de compañía más abandonada de las que puedan existir en la esquina de la perdición y el amor de baratijas.

Empieza a hacer frío y la luz de las farolas no ilumina nada. Ha perdido parte de la ropa, de la dignidad y, aunque ella no lo sabe todavía, acaba de perder su último recurso de evasión de la vida. Mirando la noche negra se percata de que se encuentra flotando en un vacío seminal, germinando sobre un lecho de metal.

Es una dama y eso nadie puede ponerlo en duda. Nunca una dama había sido tan elegante y profesional, ofreciendo la soledad de su compañía, vendiendo un placebo y acortando su pronunciado valor femenino. Era una dama, la dama de la noche negra, la dama de compañía mejor acompañada en la soledad de las lágrimas prefabricadas.

1 comentario:

  1. Excelente critica del desamparo de la mujer en una realidad terrible, grotesca e irresistible.

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